martes, 3 de abril de 2012

Y esto es lo que hay ....


Los Chichos: Y esto es lo que hay


El único disco en directo de Los Chichos (Julio, Emilio y Jeros) y el último que Jeros grabaría con los que habrían sido sus compañeros de fatigas durante casi tres lustros llenos de giras, grabaciones, correrías, juergas y otros detalles un poco escabrosos relacionados con las drogas que todos conocemos.
Este disco me gusta especialmente porque recoge la esencia de los Chichos pero dejando un poco a un lado los temas clásicos y bailables de toda la vida haciendo especial incapié en otros temas no tan conocidos (incluidos sobre todo en sus últimos discos grabados hasta la fecha) aunque sería una osadía decir que no se representan a los Chichos que todos conocemos ya que no obvian canciones como "Vente conmigo gitana", "Mujer cruel", "Gitanos de piel morena", "Libre", "Esto si que tiene guasa" y un potpurrí que recoge todos sus números uno como "Ni mas ni menos" o "Son ilusiones".
Una canción especialmente potenciada con los nuevos arreglos del directo son "Sea como sea", "Amor de compra y venta" o "Te tienes que vender".
Como todo disco en directo que se precie, tiene que contar con las colaboraciones de lujo. La primera la tenemos en el corte 5 del disco con Carlos Cano que interpreta sus "Sevillanas de Chamberí" intercaladas con "Quiero ser libre hoy" aunque, la verdad, es que en ningún momento se juntan las voces de Carlos Cano y los Chichos cantando ni tan siquiera una sola palabra juntos. La segunda aparición la hace el grupo "La luna les canta" interpretando el tema "Y la luna les canta" el cual (pienso yo) que está grabado en falso directo ya que suena exactamente igual que en el disco y lo único que le pusieron al principio y al final fue aplausos y ruido de fondo.
La tercera colaboración en el disco si que es entendida como tal ya que cantan a duo una rumba de Chicho Sánchez Ferloiso "Círculos viciosos" incluida en el disco "Malas compañías" de Joaquín Sabina y que ahora interpreta junto a éstos en este disco en directo.
Los músicos que acompañan esta vez a los Chichos son los habituales del equipo de Joaquín Sabina, que hace a la vez de productor del proyecto aparte de la colaboración especial antes citada.
Los músicos son los siguientes:
Antonio García de Diego: Guitarra eléctrica y teclados
Pancho Varona: Guitarra eléctrica
Gerardo Núñez: Guitarra española
Toni García: Teclados
Sergio Castillo: Batería
Wally Frazza: Percusión
Esther Godínez: Percusión
Javier Paxadiño: Trompeta
José Luís Medrano: Saxofón
Araceli Borja: Coros
Nieves González: Coros
Isabel González: Coros
Todos ellos dirigidos (y autodirigiéndose) por Pancho Varona y Antonio García de Diego.
Éste disco fue grabado en directo en la sala Jacara de Madrid el día 20 de abril de 1989 y editado ese mismo año por Philips en formato de doble Lp y Cassette y actualmente reeditado (y en catálogo) por Universal desde el año 2005 que se reeditaron y reecatalogaron todos los discos de los Chichos editados con Philips (de las pobres producciones hechas con divucsa, tambien catalogadas, es mejor no hablar para no desprestigiar el talento de los artistas

lunes, 2 de abril de 2012

Muere Jero ex componente del trio Los Chichos


Juan Antonio Jiménez, Jero, integrante hasta 1990 del grupo Los Chichos, murió ayer al caer de la terraza de su piso, un segundo, en la avenida de las Glorietas, en el distrito madrileño de Entrevías. Una de las vecinas del fallecido está convencida de que Jiménez se suicidó.

"Ya lo había intentado otras veces; concretamente la semana pasada, pero se quedó colgado de la terraza y un vecino le cogió y le salvo", afirma, según informan A. Jiménez y L. F. Durán.Según esta vecina, Jiménez, para estar solo, mandó a su mujer "a comprar un chandal". 


Posteriormente, alrededor de las tres y cuarto de la tarde, se tiró al vacío, siempre según el testimonio de la vecina. Una ambulancia llegó cinco minutos después. Encontraron a Jiménez ya muerto. "El hombre tenía problemas con la droga", prosigue la vecina, que añade: "Nosotros bajamos. al momento, y sólo alcanzamos a ver cómo su vientre temblaba un poquito; después murió. Desnucado. Era una buena persona. Siempre saludaba en la escalera, pero no trabajaba". Jiménez tenía un hijo y una hija, de 20 y 21 años, que no vivían con él. Otros vecinos comentaban que Jiménez padecía problemas económicos porque "quería vivir por encima de sus posibilidades". El cuerpo fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, en donde le será practicada la autopsia.

Flamenco urbano
Los Chichos fue uno de los grupos más representativos del llamado flamenco urbano, o más bien suburbano, porque tuvieron su asiento principal en los barrios marginales de núcleos de población millonarios y con amplios cinturones en las afueras, nutridos por la inmigración procedente sobre todo de Andalucía y Extremadura, informa Ángel Alvarez Caballero.
Sin embargo, ninguno de los tres componentes de Los Chichos -los hermanos Emilio y Julio González, además del fallecido- procedía de estas regiones sureñas. Juan Antonio Jiménez -a quien llamaban Jero y cuya muerte motiva su inesperado retorno a las páginas de los periódicos- era vallisoletano, afincado desde muy niño en Madrid; Julio González y Emilio González son madrileños. Precisamente este último tenía un apodo, como es habitual entre los gitanos, que daría nombre al grupo artístico: Chicho. Hacia 1990 Jero se había separado del grupo, siendo sustituido en el mismo por un hijo de Emilio de igual nombre.

La rumba fue el estilo en que más a fondo se emplearon estos grupos en los años en que la rumba se constituyó en un fenómeno sociológico al invadir avasalladora los ámbitos de la música popular española, una rumba que, como ha escrito alguien, "cantaba y contaba los problemas de los marginados de las grandes ciudades".
Los conciertos en directo y las grabaciones de estos grupos tuvieron durante años extraordinaria recepción por amplias parcelas de una juventud urbana poco favorecida socialmente, habitante por lo general en esos núcleos suburbanos, donde hay droga y alcohol y con frecuencia una fuerte presencia policial.

Los Chichos fue uno de los primeros grupos en ganar popularidad, desde el momento en que inició su actividad en el año 1971. El éxito fue inmediato y se tradujo en una amplia discografía, iniciada en esa misma fecha con un sencillo titulado Libre, gracias a la mediación de Antonio Sánchez, el padre de Paco de Lucía. Otros títulos importantes entre las grabaciones de Los Chichos son: Sea como sea, Quiero ser libre hoy, Amor de compra y venta, Te tienes que vender y Bailarás con alegría. La banda sonora de Yo, El Vaquilla, película en la que se cuenta la historia de Juan José Moreno Cuenca -el tristemente famoso. Vaquilla, producto emblemático de la sociedad degradada y suburbial a que hemos hecho referencia-, les fue encargada por el director, José Antonio 

Los Chichos vuelven de punta en blanco con 'Ladrón de amores'


Los Chichos no quieren entrar en las zonas de sombra de su biografía. Inútil evocar aquella entrevista en Interviu de 1991, donde hablaban de las virtudes de la cocaína y de su buena relación con algunos miembros del servicio antidrogas de la Guardia Civil. Ciertamente, no resulta agradable recordar el descenso a los abismos de Jero, antiguo cantante y compositor, que se suicidó en 1995 tras una frustrada intentona de triunfar en solitario. Jero ha sido inmortalizado por Estopa en El del medio de Los Chichos y ellos agradecen el detalle: 'Los dos hermanos de Estopa estaban en los premios Amigo, les ofrecieron saludar a U2 pero dijeron que preferían estar con nosotros'.


'Todos los artistas grandes tienen respeto y admiración por Los Chichos. Joaquín Sabina era fan nuestro y nos produjo un disco en directo. Igual que Joan Manuel Serrat, con el que hicimos campaña en favor del PSOE: teníamos el mismo arreglador, Ricardo Miralles. Serrat nos dejaba cerrar los actos, decía que no había manera de actuar detrás de nosotros. Carlos Cano también colaboró en discos nuestros. Nos llevamos muy bien con los rumberos catalanes, Peret o Los Amaya. Todo el mundo nos quiere
Los Chichos presumen ahora de sutileza y elegancia. Adiós a las historias truculentas, con resultado de sangre y final en la cárcel. En vez de mujeres de la calle que rompen hogares, 'hablamos en Rosa deshojada de una perfecta maniquí que anda por la Gran Vía de Madrid.'
Los Chichos han abandonado los suburbios y ahora suenan cosmopolitas: 'Hay orquestaciones muy caribeñas, el arreglista es Vicente Borland, un pianista panameño que es un monstruo'. También tocan Jorge Pardo, Luis Dulzaides y muchos flamencos.
Los Chichos viven para el presente. Les cuesta retroceder a los primeros tiempos: 'Empezamos por las barras americanas de Salamanca, siempre había un señorito que pillaba una, ah, una prostituta y se le calentaba el paladar, quería que se montara una juerga a base de fandangos y bulerías y allí estábamos los gitanos. Con suerte, terminábamos con cinco mil pesetas. Luego, nos presentamos a Philips, por intercesión del padre de Paco de Lucía. Hicimos una prueba y nos ficharon en el momento. Fueron tiempos increíbles: en aquel estudio de avenida de América nos turnábamos con Paco, con Camarón. No éramos conscientes pero en la música española hay un antes y después de aquellos discos.'

El del medio de Los Chichos


El otro día, en el Palau Sant Jordi, una multitud formada por niños, adolescentes, adultos y algún abuelo prematuro coreaba al dúo Estopa, digno representante de la rumba pop con denominación de origen extrarradio. Entre las canciones entonadas por el público sonó una que forma parte de un disco del que llevan vendidos más de un millón de ejemplares y cuya letra dice así: 'El de en medio de Los Chichos/ se me ha aparecío en sueños/ se me ha aparecío y me ha dicho/ 'de tu tumba soy el dueño'/ el de en medio de Los Chichos/ me ha dicho que en la otra vida/ se le han olvidado las penas/ se acuerda de la alegría/ me ha dicho que está muy solo/ que no tiene compañía'. Pues bien: el de en medio de Los Chichos se llamaba Juan Antonio Jiménez, alias El Jero. Supongo que los Estopa le describen así porque en las carátulas de los discos y los pósteres aparecía entre los otros dos componentes (Julio y Emilio) del trío Los Chichos, institución de la música de autos de choque que, tras 27 años de existencia, todavía sigue dando guerra.


Dicen que Los Chichos han vendido más de 15 millones de discos y recorrido cerca de tres millones de kilómetros. La línea de salida de esta larga trayectoria hay que buscarla a principios de los setenta, en Madrid, en barrios como Caño Roto, que vio nacer a los grupos que electrificaron, nonainoná, la rumba gitana. La ch era entonces la letra de moda: Chichos, Chorbos y Chunguitos formaron la armada que apareció para desbancar a la rumba que se hacía, con mayor respeto a la tradición pero menos comercialidad, en Cataluña. En sus primeros años, Los Chichos despuntaron por el atrevimiento de sus arreglos, de un psicodélico casi kitsch. Y también por algunas composiciones de las que muchas veces era autor El Jero. Así lo describe El Vaquilla en su libro: 'Es noble y auténtico. Va vestido completamente de vaquero. Luce su media melena y su eterna sonrisa'. Y sobre Los Chichos, añade: 'La música de estos tres chavales ya forma parte de los sentimientos de toda una generación que hemos vivido desde la subcultura de la marginación social'. No sé ahora, pero durante muchos años la canción Quiero ser libre, compuesta por El Jero en 1974, se convirtió en el himno de los presos comunes. Pero también acompañó a los que estaban fuera, soportando mutaciones sociales difíciles de superar, como la destrucción de los códigos familiares y de los métodos de supervivencia de la comunidad gitana que provocó la heroína, a la que fue necesario combatir con armas terrenales y munición espiritual, de las que algunos se arrepienten casi tanto como de haber probado la droga.


El mundo poético de El Jero y de los otros miembros del grupo insistía en tratar del amor y sus circunstancias. Mujeres crueles que se marchan con el dueño de un bar. Engaños de gitanas que se lo hacen con payos, 'con ese jambo que vive enfrente/ que tiene coche y tiene dinero'. Varones que amenazan a sus novias infieles. Y, como telón de fondo, un paisaje socialmente caldeado en el que, sin embargo, siempre hay un lugar para el amor, la amistad, la fiesta y la esperanza. 'Me han dicho que te lo haces/ con un hombre de la noche' o, en dirección contraria, 'tengo un amor en la calle/ que pone precio a su cuerpo'. O ese desgarrador remordimiento del hijo bala perdida que acude a pedirle perdón a su madre: 'Tú me has dado la vida que tengo'. Los Chichos eran capaces de convertir en bailables auténticos docudramas. ¿Prostitución? 'Bastante desgracia tienes/ que te tienes que vender/ con el primero que llegue'. ¿Marginalidad? En la canción Campo de la Bota, esta frase lo dice todo: 'Aquí mueren los chivatos'. ¿Fatalidad? 'El cristal cuando se empaña/ se limpia y vuelve a brillar'. ¿Turismo? 'Qué tendrá Marbella/ que aquí todo el mundo/ se coloca/ coloca'.


Las casetes de Los Chichos mandaron durante décadas en los expositores de las gasolineras. Triunfaron en los altavoces de las ferias ambulantes y arrasaron en bares de madrugada con alcohol de garrafa y humeantes timbas clandestinas detrás de cortinas empapadas de, nonainoná, ambientador. De vez en cuando, entre acorde y acorde, los componentes del grupo se permitían algunas exclamaciones de brillantísimo efecto, como aquel 'vamos a echarle caldo/ que los garbanzos están duros', que elevaron a la categoría de olé, primo hermano del grito que sus palmeros le daban a Camarón: 'Venga, Camarón, que tú podrías cantar mudo'. Según un escueto despacho de la agencia Efe, Juan Antonio Jiménez, alias El Jero, actualmente conocido como el de en medio de Los Chichos, saltó por la ventana de un piso del barrio madrileño de Entrevías un día de octubre de 1995. Llevaba cinco años separado del grupo, intentando levantar una carrera en solitario que, por lo visto, no cuajó. Ahora se aparece en los sueños de un dúo llamado Estopa y miles de personas corean su descripción en el Sant Jordi. La leyenda, pues, continúa

domingo, 1 de abril de 2012

Esa rumba tan flamenca


Pocos artistas pueden presumir a estas alturas de la industria musical de haber vendido más de 22 millones de discos, de que su último trabajo sea disco de platino y de llevar desde 1973 de gira, con pequeños parones para grabar. Son «Los Chichos», una buena porción de la historia musical de España. «Debemos de ser algo importante, aunque nosotros no lo consideramos así», dicen.
«Los Chichos» llegan hoy a Oviedo para actuar esta noche en la sala Estilo. El concierto está programado para cinco minutos antes de las medianoche, y la entrada tiene un precio de 15 euros. El trío (Emilio González Gabarre, Julio González Gabarre y Emilio González García) presentarán su disco «Hasta aquí hemos llegado», un trabajo en el que repasan toda su trayectoria. Ahí están la «Historia de Juan Castillo», «Quiero ser libre», «El Vaquilla» o «Yo quiero a Mai». El trabajo tiene un plus, ya que «Los Chichos» han reunido en el estudio a una larga lista de artistas: «Estopa», Manolo García, Antonio Orozco, Bebe, «Los Delinqüentes», «El Arrebato», Peret, Andy y Lucas, Sergio Dalma, Hanna, Camela, Pitingo, Ismael Serrano, José el Francés, «Medina Azahara» y «Los Chunguitos». Han dado libertad a todos sus amigos para interpretar sus canciones, y todos han sido fieles al estilo del trío, aunque con los años se ha hecho más guitarrero pese a mantener la esencia de la rumba, «esa rumba tan flamenca que Los Chichos componemos», cantan.
Han superado las tres décadas, pero sus canciones siguen funcionando «porque cantamos a la vida y a las personas, y eso sigue siendo lo mismo». Unas letras tan directas como la vida misma y una actitud «humilde y sencilla» les permite seguir con sus bolos, con cuatro o cinco conciertos al año, y enganchar a un nuevo público, a chavales de 18 y 20 años, «principalmente payos», porque «nosotros no hacemos flamenco y si me apuras tampoco hacemos rumba», matizan, Lo suyo lo resumen como «canciones que te pegan pellizcos». En todo caso, lo suyo es «rumba madrileña».
Están dentro de la industria, pero tampoco les preocupan demasiado las ventas. Saben que les piratean desde los años 70 y no le ponen muchos reparos. Ahora las copias son en formato digital, pero antes sus fans grababan de vinilo o casete a una «cinta virgen». Una gitana de un mercado del sur de España les dijo hace más de 30 años que desde que habían empezado a salir sus discos ella podía alimentar bien a sus hijos, porque vendía cintas grabadas con sus canciones. Para ellos es un orgullo.
Esta noche «Los Chichos» volverán a cantar sus clásicos en Estilo. También pasarán por el programa «La gran noche de terapia», de la Televisión del Principado de Asturias (TPA), el próximo viernes. Dejarán su sello en Asturias, una tierra a la que confiesan que siempre les gusta volver.

La rumba de «Los Chichos» se ganó a todo Poniente


El trío empezó el concierto sabiendo «cómo vamos a empezar, pero el final será cuando el público se canse»


En España existe el concepto «chichero». Lo dejaron claro ayer en Gijón los artífices de la palabra: Julio y Emilio González Gabarre y Junior -hijo de Emilio-, a la sazón, «Los Chichos». Fueron ellos quienes se subieron al escenario de Poniente y con sus voces, sus bailes y sus palmas, recordaron por qué son uno de los máximos exponentes de la rumba española.
«Los Chichos», ante un numerosísimo público -como se recordaba pocas veces en Poniente- sedujeron con un repertorio de canciones más que conocidas por todos los asistentes al recital. El trío sacó toda su fuerza para hacer que sus seguidores «los "chicheros" cantasen hasta los silencios; eso es lo que nos gusta», decía Junior antes del concierto.
Sus 35 años de andanzas son imposibles de resumir en un solo espectáculo. Por eso, Julio, Emilio y Junior sabían los temas con los que iban a empezar pero no cómo iban a terminar su actuación. «Cuando el público se canse nos iremos. Nuestros directos son muy moviditos y lo que intentamos es que se animen con nosotros; que ellos canten canciones que han sonado en los cassettes de todos los coches españoles de las tres últimas décadas. Y cuando ellos canten, nosotros nos callaremos», bromeaba Junior, el pequeño de la formación.
El trío está orgulloso de sus seguidores, que ayer se contaban por muchos miles. «Estamos bendecidos. Es lo mejor que tenemos. Dependemos de los "chicheros" porque son los responsables de nuestros 35 años en la música». Muchos fueron los temas que generaciones enteras cantaron ayer en un concierto en el que «Los Chichos» demostraron que no piensan dejar la música. «Es nuestra vida y, como no vivimos de la imagen, de momento, seguiremos».
Pero antes de la rumba hubo más música en Gijón. La banda británica «Spiritualized» fue la encargada de ir calentando el alma de la fiesta en la plaza Mayor. Los seguidores más fieles estallaron en vítores cuando Jason Pierce, compositor y vocalista, salió al escenario con sus gafas de sol. El dolor, el amor o los viajes espaciales cantados a ritmo de soul, blues y jazz constituyeron su repertorio.